Psilocibina y depresión
La Psilocibina como la mejor alternativa natural para tratar la depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo, en el que las personas tienden a tener sentimientos de tristeza, frustración, desinterés, culpa y falta de autoestima. Esta puede ser crónica y generar bajo rendimiento, aislamiento social, incapacidad para afrontar tareas y llegar a casos como el suicidio. Que se manifieste está relacionado con los cambios anatómicos, bioquímicos, genéticos, ambientales, psicológicos, funcionales que ocurren en el sistema nervioso central, como por ejemplo, la disminución de la materia gris de la corteza cerebral, o el cambio estructural en áreas y circuitos involucrados en el procesamiento emocional.
Puede representarse en el campo físico de diversas formas y con diferentes niveles:
“Estado de ánimo deprimido: sentimientos persistentes de tristeza, desesperanza, o vacío” (American Psychiatric Association, 2014).
“Pérdida de interés o placer: Disminución del interés en actividades que antes se consideraban gratificantes, incluidos pasatiempos actividades recreativas, relaciones sociales.”
“Cambios en el apetito y el peso: aumento o pérdida significativa de peso y cambios en el apetito y los hábitos alimentarios” (American Psychiatric Association, 2014).
“Trastornos del sueño: insomnio (dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido) o hipersomnia (dormir demasiado)”
“Agitación o retraso psicomotor: inquietud, movimientos corporales excesivos o, por el contrario, letargo y falta de energía” (American Psychiatric Association, 2014).
“Fatiga o falta de energía: Sensación continua de cansancio, incluso después de un descanso adecuado.”
“Culpa o sentimientos de inutilidad: Pensamientos recurrentes de inutilidad culpa o autocrítica excesiva” (American Psychiatric Association, 2014).
“Dificultades cognitivas: Dificultad para concentrarse, olvidar y tomar decisiones”.
“Ideación suicida: pensamientos recurrentes de muerte, pensamientos suicidas o intentos de suicidio” (American Psychiatric Association, 2014).
En este último tiempo empezó a evidenciarse lo que las culturas ancestrales ya sabían desde hace muchísimos años, la Psilocibina, Hongos sagrados, Hongos mágicos o como María Sabina llamaba, Niños santos. Están siendo un antes y un después en la vida de miles de personas. Estos seres son utilizados desde tiempos remotos en ceremonias sagradas con el fin del autoconocimiento, la sanación y la expansión de consciencia.
La estructura molecular de esta sustancia sagrada(4-fosforiloxi-N, N-dimetiltriptamina) y la psilocina (4-hidroxi-N, N-dimetiltriptamina) es muy similar a la de la serotonina, neurotransmisor que nosotros deberíamos de producir naturalmente, pero por causas de estres, mala alimentacion, ansiedad, desconexión con el momento presente y con la tierra tenemos en falta y debemos inducirlo del exterior.
Actualmente se demuestra que dada la similitud de la molécula de psilocina con la serotonina se es capaz de activar los receptores serotoninérgicos que están involucrados en la regulación de funciones cognitivas, perceptivas y afectivas, entre muchas otras. La activación de los receptores serotoninérgicos 5HT-2A se asocia con una reducción de la depresión, ideación y conducta suicida debido también en parte a la liberación de dopamina que regula la disfunción habitual del circuito de recompensa en personas que sufren depresión.
La capacidad de la psilocibina para producir neuroplasticidad y cambios en la conectividad cerebral sugiere que puede ser útil no solo en el tratamiento de la depresión, sino también en otros trastornos mentales en los que existen patrones desadaptativos de pensamientos, sentimientos y comportamientos fuertemente arraigados. De hecho, ya se están investigando nuevas aplicaciones en diferentes campos como depresión postparto, ansiedad en enfermedades terminales, dependencia al alcohol y tabaco, trastorno obsesivo-compulsivo, enfermedades neurodegenerativas,demencia, cefaleas en racimo, migrañas y anorexia nerviosa
Los estudios actuales indican que es una sustancia altamente segura a nivel fisiológico, debido a que las cantidades tóxicas están muy alejadas de las cantidades psicoactivas, por lo que resulta prácticamente imposible alcanzar una dosis letal a nivel recreativo. Nunca se observaron daños orgánicos o déficits neuropsicológicos.
Los alucinógenos serotoninérgicos no actúan directamente sobre el sistema de recompensa dopaminérgico del cerebro, por lo tanto estas medicinas no generan dependencia ni adicción, a diferencia de los Antidepresivos que actúan como inhibidores de los recaptadores de serotonina y generan dependencia en nuestro cuerpo, por lo tanto si uno quiere dejar de consumirlos se produce un desbalance emocional y se vuelve al mismo estado por el cual se los había empezado a consumir; por lo tanto no es un bienestar real, únicamente son pastillas, que como la terapia convencional suele hacer, tapan síntomas sin permitirnos transitar los procesos naturales que debemos transitar; actúan como un parche emocional.
El principal efecto adverso descrito durante el uso de psilocibina es la experiencia difícil o “mal viaje”. Puede presentarse ante el consumo de cualquier dosis, aunque la intensidad de los efectos es distinta, siendo más intenso según aumenta la dosis. Suele aparecer en entornos de uso recreativo desapropiados y se presenta como un cuadro ansiedad, pánico, agitación, angustia, paranoia, o cuadros psicóticos (alucinaciones, sensación de volverse loco, terror, conciencia aumentada de los procesos fisiológicos.). Es muy importante el contexto en el que vamos a realizar nuestra experiencia, debe ser un espacio en el que nos sintamos seguros y contenidos. Siempre es recomendable hacerlas de forma acompañada con alguien que sepa como contener el proceso. Lo que nos produce el mal viaje es nuestra mente queriendo entender y controlar todo, debemos soltar las expectativas y entregarnos a lo que estas medicinas tengan para mostrarnos sabiendo que siempre va a ser lo que tengamos que ver y sanar.
Consumo:
Microdosis son dosis tan pequeñas que no producen efectos enteógenos, generalmente varían entre 0,1 y 0,3. Están siendo utilizadas para sanar depresiones severas, adicciones, TEPT, TOC, autismo infantil, bipolaridad entre otros desórdenes psicoemocionales. Anulan el estrés y la ansiedad. Regulan el apetito, expanden la creatividad, mejoran la memoria, provocan neurogénesis y neuroplasticidad ayudando al proceso de aprendizaje y mejorando la concentración, aumentan la inteligencia, la empatía, y el sentimiento de amor. Nos aportan la capacidad de ver la vida con mayor profundidad.
Macrodosis, pueden llegar a disolver el ego, reencontrándonos así con quien realmente somos. El sentido del Yo se disuelve y se expande una nueva consciencia fuera de las limitaciones implantadas en nuestra mente por la cultura y la información recibida. En la vida de muchas personas, son consideradas unas de las experiencias más importantes de sus vidas, un antes y un después.