Hace 3 años fui diagnosticada con cáncer terminal. Estuve consumiendo morfina para aplacar los dolores que sentía, que con el paso del tiempo, cada vez eran mas insostenibles.
Mi cuerpo se acostumbró a esta medicación, así que llegó un punto en el que ya no me hacia efecto. Me sentía dolorida y desganada.
Mi hija, vio a las chicas en una publicación de Facebook, hablando sobre las propiedades medicinales de los hongos mágicos y me dijo que las contacte. Así que eso hice; les escribí.
Ellas me contaron que la psilo no curaba la enfermedad. Pero ayudaba a transitarla de una forma más amorosa. Al escuchar estas palabras accedí a probar; no tenia nada que perder; pero si, mucho por ganar.
Hice varias tomas. Una de ellas fue una macrodosis. Es decir, una dosis alta acompañada.
Fue la mejor experiencia de mi vida. En ella entendí todo. Me sentí tan conectada con la unidad, con el universo, con la naturaleza, con los otros seres que perdí el miedo a la muerte; luego de esta vivencia ya nada me aterraba. Me sentía acogida y sostenida por un todo. Sabia que cuando trascendiera de este plano me iba a fundir con la muerte y que era perfecto que así sea. Ya que nuestro paso por este plano, en este cuerpo es finito y acotado. Al momento de partir ya tendría toda la sabiduría que podía transitar en esta vida.
Luego de esta gran conexión con las medicinas seguí tomándolas en dosis pequeñitas, casi imperceptibles. Estas son las únicas capaces de aliviar mis dolores físicos.
Al cabo de un tiempo realicé el curso con las chicas y empecé a cultivar mi propia medicina. Esto es algo inexplicable, el poder cultivar la propia medicina que me deja vivir en armonía, sin dolores físicos y transitando la aceptación a la muerte es algo que no tiene palabras para describirlo.
Agradezco y agradeceré cada día de lo que me queda de vida el haber conocido a Cata y a Ferny, ya que a través de ellas conecté con las sagradas medicinas y con mi calidad de vida.